Ir caminando por la calle tranquilo pero pendiente de una costumbre, mala por cierto, que tiene nuestra sociedad. Pendiente de ver si alguna persona tira un papel al suelo, esta mala actitud no discrimina sexo, edad o clase social. Ya sea con los boletos de colectivos, trenes, con el envoltorio de un sorbete, caramelo, etc. Los panfletos publicitarios, lo que sea molestia para las manos va directo al piso.
Todos los que escribimos masrealidadparaver no tenemos vergüenza en decir -"Señor/a se le cayó un papel"- y como respuesta recibimos -"Si, ya sé lo tiré yo"- -"Es el papel del caramelo"- diferentes intentos de justificaciones. Entonces frenamos, nos olvidamos a donde estamos yendo, si llegamos tarde o no, tomamos el papel que "se le cayó" y se lo entregamos en la mano con una sonrisa y una profunda mirada a los ojos acompañado de un "tírelo al tacho de basura, gracias". Un gracias vacío de sentido porque verdaderamente no tenemos nada que agradecerles, si lo único que están haciendo es adelantar la fecha de vencimiento de nuestro planeta.
Si tan solo tuviera una cámara en cada momento capturaría la cara de sorpresa, humillación, soberbia que tiene cada persona cuando se cruza con uno, dos o tres chicos los cuales no se les escapa nada, ni un papel en el piso.
Regina
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Esperá, organizate.
Creo que Regi dijo todo. De todas maneras es necesario acotar algo ya que es un tema que convoca a todos. Le agregué la etiqueta "Sociedad" a esta nota, debido a que es una cuestión de organización, moral y justamente sociedad.
Nos enseñan lo correcto desde pequeños, que esta bien y que esta mal, que no debemos golpear, gritar, hacer el ridículo, etc., sin embargo parece que el hecho de arrojar al suelo lo que no nos sirve, cataloga en la lista de lo correcto.
Iba caminando por la localidad de Tigre, cuando veo y escucho cerca mío a un señor que frena a su hijo y le dice que espere, que estaba muy "cargado". El padre lo mira, le mete las manos en los bolsillos al chico y le dice: "Esperá, organizate. A ver, cinco pesos, dos, y ¿qué es ésto? (mira el envoltorio de una barra de cereal que doy por sabido que era lo que hacía que el hijo esté "cargado") "¿Ves?, ésto al piso" y lo arroja. No apunto a contar lo que hice después, que no fue ni más ni menos que lo que hacemos siempre que vemos estos hechos en la calle.
Escribí este relato porque de todos los que nos sucedieron hasta el momento, es el que más llamó mi atención. El más humillante, el hijo haciendo lo correcto, y su padre inculcándole la idea incorrecta. Seamos realistas, sabemos que un papel en el asfalto no contamina, es decir, no irradia un tóxico que puede llegar a hacer un daño como una bolsa de plástico, por ejemplo. Si puede causar problemas para la fluidez del agua en las napas de la calle (entre otros), estamos de acuerdo. El problema ambiental lo encontraríamos si no se reciclarían papeles, si se talaran arboles para hacer más papeles, se perderían los bosques, y todos los problemas que vienen detrás.
El enfoque de esta nota no es pedir que reciclen, las cosas se hacen de paso en paso. Si no tenemos la capacidad de no arrojar un papel en el suelo para mantener organizado nuestro lugar, sería irónico pedir que se reciclen papeles. Mi pedido para los que entiendan el mensaje de ésta nota, es que aunque el orgullo y la vergüenza de hacer bien las cosas aparezcan, tratemos de dejarlos de lado y decir "Señor/a se le cayó un papel".
Alejandro.
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